miércoles, 11 de junio de 2014

Juan Escoto Erígena. Sobre la división de la naturaleza.



"Sólo hay que desear la alegría de la verdad, que es Cristo, y sólo hay que evitar la ausencia de él. Debería considerarse que ésta es la única causa de total y eterna tristeza. Quítame a Cristo y no me quedará ningún bien y no hay nada que me aterrorizará tanto como su ausencia. El peor tormento de una criatura racional es la privación y la ausencia de Él".

Nuestros arrianos están encantados con su ausencia, la de un profeta más. Llaman madurez espiritual a la neurosis de la fe: el duelo siempre diferido.


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