Gregorio Palamas. Capítulos sobre la oración.

"Dios es el bien en sí, la misericordia misma, un abismo de bondad y, al mismo tiempo, él abraza ese abismo y excede todo nombre y todo concepto posible. No hay otro medio para obtener su misericordia que la unión".

Por la oración uno se une a Dios suplicando compartir sus virtudes.

San Benito de Nursia. Regla.

"La oración ha de ser breve y pura, a no ser que se alargue por una especial efusión que nos inspire la gracia divina. Mas la oración en común abréviese en todo caso y, cuando el superior haga señal para terminarla, levántense todos a un tiempo".

Breve y pura, no larga y compuesta. Las efusiones, especiales y por gracia. En común, abreviada y aunada.

San Alberto Magno. Sacramento del amor.

"Éstos son, dichos brevemente, tres admirables efectos del Cuerpo de Cristo: la destrucción del pecado, el aumento de los bienes espirituales, el descanso y la salvación eterna de las almas. Medita, alma mía, estas consoladoras verdades, y entenderás profundamente cómo el sacramento eucarístico es fuente de pureza, de virtud, de verdadero descanso".

Sagrario de la Trinidad Santa, el Cuerpo de Cristo es sacramento de salvación.

Guillermo de Saint-Thierry. Carta a los hermanos del Monte de Dios.

"En el abrazo y el beso del Padre y el Hijo, la conciencia bienaventurada se encuentra en medio; y de modo inefable e impensable el hombre merece convertirse en hombre de Dios, no en Dios, pero, sí, no obstante, en lo que es Dios: el hombre es por gracia lo que Dios es por naturaleza".

Por la fe en la Muerte y la Resurrección de Jesucristo, el hombre celebra su Pascua rodeado por el abrazo y el beso trinitario.

Tomás de Kempis. Imitación de Cristo.

"Ninguno siente así de corazón la Pasión de Cristo como aquel a quien acaece sufrir cosas semejantes. Así que la cruz siempre está preparada, y te espera en cualquier lugar; no puedes rehuirla dondequiera que estuvieras, porque dondequiera que vayas, te llevas contigo, y siempre te hallarás a ti mismo".

La redención del dolor y de la muerte fue escrita, en nuestra naturaleza, con la tinta de la caída original.

Ricardo de San Víctor. Benjamin Maior.

"El alma humana sube del desierto cuando sale de sí por el éxtasis espiritual, cuando se abandona completamente a sí misma y, pasando los cielos, con la contemplación y la devoción se sumerge en las cosas divinas".

Afuera llega el alma cuando renuncia a sí misma, reencontrándose en quien es su origen.

Richard Rolle. Incendio de amor.

"Me maravillé de verdad cuando sentí por primera vez que se me inflamaba el corazón y que yo ardía, no de forma imaginaria, sino verdaderamente y hasta con fuego sensible. Pero cuando determiné que estaba atizado por una causa espiritual interior, que ese amor no era de amor carnal ni de concupiscencia, tuve la certeza de que era un don de mi Creador".

Las metáforas místicas son realidades transfiguradas. No las redescriben; las revelan.

Alcuino de York. Exposición de los salmos penitenciales.

"Señor, abrirás mi labios y mi boca proclamará tu alabanza. Los labios del Profeta habían sido cerrados a causa del pecado; se proclaman abiertos por el beneficio de la absolución. Se dice también que la boca es el secreto del corazón, de donde surge la alabanza divina. Afirma, pues, que por este mérito, después de la absolución del pecado, se le deberán abrir los labios, y su boca podrá elogiar y anunciar la alabanza en la que ha sido recreado".

Los monjes glosan. La palabra resplandece, pura.

Jan van Ruysbroeck. Bodas espirituales

"La contemplación es una ignorancia iluminada y un espejo magnífico en el cual reluce el eterno esplendor de Dios. Ella es sin medida; y todos los pasos de la razón son breves en su reino. Sin embargo, esta ignorancia no es Dios; es la luz del contemplador" (Ruysbroeck, El ornato de las bodas espirituales).

¿Es Dios la oscuridad contemplada?

Hugo de San Víctor. Sacramentos.

"Así la ley precedió a la gracia, la letra al espíritu; así, Juan precedió a Cristo, la luz a la lumbrera, el candil al Sol; y el mismo Cristo mostró primero su humanidad para después manifestar la divinidad, y en todos partes, la luz precede a la luz..." (Hugo de San Víctor).

Según Hugo, la naturaleza caída embota la capacidad del hombre para leer simbólicamente la Creación. Apostatando de Cristo, el Verbo, hasta la escritura exterior se ha convertido en un jeroglífico indescifrable.