San Isidoro de Sevilla. Libro de las Diferencias.
"Quienes tratan de lograr el descanso de la contemplación deben entrenarse antes en el estadio de la vida activa; así, liberados de los residuos del pecado, serán capaces de presentar el corazón puro que permite ver a Dios".
La contemplación requiere tal esfuerzo que su descanso es la perfección de la vida activa.
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